La mano sobre el papel, la mente en blanco... De pronto, el lápiz comienza una sutil línea... Arriba, abajo... Una delicada danza da comienzo con giros gracioasos. Se detiene, continúa y el tiempo pasa.
La luz trémula del atardecer es testigo mudo del baile... Ora rápido, ora lento: Rápido y veloz cual gacela libre... Lento y pausado cual hoja muerta en el viento... La música se funde con el pensamiento: cielo y tierra, estrella y mar, susurro y silencio, soledad...
La tarde se va muriendo, los colores rojizos se apagan, pero la danza continúa: aún no acaba.
Los giros de pronto se tornan grotescos, mas sin embargo, se aquietan nuevamente, y en un punto previsto, vuelve a comenzar el ritual.
Graciosa bailarina que hace recordar los días de infancia, la juventud lozana y tempestiva que pierde firmeza dando paso a una madurez briosa y calmada, que después será vejez tranquila y sabia.
Recuerdos de mi padre y de mi abuela que ahora ya no están. La seguridad de mis hermanos y mi madre que algún día se irán...
Mas sin embargo, la bailarina continúa, apagándose el día junto con el baile, y con los últimos destellos del sol, puede verse a la danzarina concluír su acto con una muerte trágica.
El silencio reina el escenario: ésta triste hoja de papel. Las estrellas aparecen, pero una, la más hermosa y brillante, alumbra este lugar muerto, y con mágicos resplandores muestran la obra de la bailarina.
Letra clara y grande, donde se puede leer la obra cumbre, lo que el lápiz dió la vida con la esperanza de ser divulgado con amor por los vientos:
TÚ
20-Febrero-1986.
No comments:
Post a Comment